Es curioso como desde casa y con el paso del tiempo las experiencias toman su autentica dimensión. En 2018 la Asociación Montes Solidarios de Vitoria me pidió que les guiara en el Tour del Montblanc.
Se trataba de guiar a un grupo numeroso de personas entre las que se encontraban dos personas con ceguera, Diego y Jorge, los voluntarios de la asociación, gente con un corazón que no les cabe en el pecho, mi compañero, guía de montaña también, Yosu Vazquez y Txus y Javi, dos grandes profesionales de la producción en video que se proponían grabar un documental sobre la experiencia.
Para mí el tour del Montblanc tiene un significado especial, aparte de haberlo recorrido seis veces, lo recorrí solo con mi tienda de campaña y en autonomía, fue mi primer trekking como profesional, conocí a mi mujer en otro trekking que guíe, encontré a gente maravillosa y finalmente me brindo la oportunidad de vivir una de las experiencias más intensas y gratificantes que he vivido en la montaña.
La idea inicial, como he dicho, era acompañar y guiar a Diego y Jorge en esta aventura. Los voluntarios de la asociación estaban súper motivados, concienciados y deseosos de conseguir que estos dos titanes consiguieran completarlo. Se reviso el itinerario, se asignaron los equipos en función de la dificultad de las etapas y el terreno y se revisó cada detalle para tener las mayores garantías de éxito.
La idea inicial, como he dicho, era acompañar y guiar a Diego y Jorge en esta aventura.
Nos encontramos en Chamonix a finales de Julio, disfrutamos de sus concurridas calles y con mucha energía e ilusión comenzamos a caminar. El buen tiempo nos acompañó gran parte de los días, el sol y las nubes nos dejaron ver las estampas más típicas y espectaculares de este precioso trekking.
Todo funcionaba tal y como lo habíamos diseñado, pero algo se estaba gestando en nosotros, los límites de las capacidades de cada uno se fueron difuminando, la sensibilidad, la cercanía, la sinceridad, el cariño se fue haciendo presente en el grupo y empezamos a ser una verdadera familia.
Los límites de las capacidades de cada uno se fueron difuminando.
Cada día que pasaba el esfuerzo, la belleza, la sensación de formar parte de un equipo perfectamente engranado a todos los niveles y sobre todo a nivel emocional, hacía cada día una vivencia increíble. La llegada a cada uno de los míticos collados del tour era una autentica celebración, Col de Tricot, con su imponente glaciar, Col de Bonhomme y sus solitarios paisajes, Col de la Siegne, y sus imponentes vistas a la parte italiana del Mont Blanc, Col de Ferret, donde algún día seguro que me encontraré a Heidi, y dos collados que tuvieron especial relevancia en este tour, uno de ellos el Col de la Fenetre de Arpette.
El paso de este collado es, desde mi punto de vista, la etapa reina del recorrido, su inclinada ascensión y sobre todo su expuesta y dura bajada, lo hacen especial. Siempre hay que mirar la meteo antes de empezar esta etapa, pues no es el mejor sitio para que te sorprenda una tormenta o una fuerte lluvia, pero su ascensión permite tener la autentica sensación de estar en el punto álgido del tour, si bien no es el más alto.
El paso de este collado es, desde mi punto de vista, la etapa reina del recorrido.
Pues bien, afrontar esta etapa supuso un gran reto para el grupo, especialmente porque en el inicio de la ascensión infinidad de pequeñas piedras sueltas en el sendero hacían muy dificultosa el avance de Diego y Jorge. Supuso un esfuerzo, por parte de todos, de atención y apoyo, pero cuando llegamos a la zona de bloques que antecede al collado, se impuso el disfrute y lo que se suponía que podía ser una de las partes más complicadas del tour, fue uno de los grandes alicientes.
Después la larga y expuesta bajada, sobre todo el principio, se convirtió en una autentica exhibición de pericia en el guiado de la barra direccional por parte de los guías y en la capacidad de Diego y Jorge para enfrentarse a cualquier tipo de terreno. La llegada al fondo del valle, donde hay un pequeño Chalet con bebidas y deliciosos dulces, se convirtió en una gran celebración de éxito, compañerismo y pericia. Mágico sin duda…
Depués de esta experiencia, Montes Solidarios sigue haciendo una labor increíble con personas con discapacidad, Mai se tatuó la ruta en la espada, Laura cambió el trabajo que no le permitía salir al monte los fines de semana con sus compañeros, Jorge se fue con Laura y su pareja de vacaciones a Argentina, Yosu dejó su trabajo y se convirtió en guía de montaña, Txus y Javi realizaron un documental que refleja exactamente las vivencias que intento transmitir en este texto.
Yo he tenido la suerte de volver a guiar otro proyecto de la asociación, La senda Camille. En definitiva la historia de una experiencia de vida que nos marcó a todos para siempre.
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